Hola,
buscando algún tema de interés para los lectores, me quede pensando en el
principal tema de nuestra revista el suicidio y pues como todos sabemos el
suicido es sinónimo de muerte, pero ¿qué es la muerte? la muerte es el proceso terminal, que consiste
en la extinción de un ser vivo, no es fácil decir lo que es la vida, Por eso tampoco
podemos darle una definición concreta a la muerte.
Biológicamente, la muerte es la pérdida
irreversible del orden orgánico, de la capacidad de autorregulación; del
funcionamiento del organismo como un todo. Se pueden considerar tres niveles:
La muerte celular, de todo el organismo, como consecuencia de la destrucción de
todas las células, lo que sería la muerte biológicamente total. La muerte
orgánica, de los órganos, o muerte clínica. La muerte del individuo como un
todo, por pérdida de la capacidad de autorregulación. Esta muerte se produce
antes que la muerte orgánica y ésta antes que la celular. De lo dicho
anteriormente se deduce que en la muerte del individuo el organismo no funciona
como un todo, y sin embargo, algún órgano u órganos pueden seguir funcionando
(durante un tiempo), y las células pueden seguir manteniendo su funcionamiento
(durante un tiempo). Esa definición de la muerte de los órganos me recuerda a esta
bonita reflexión que quisiera compartir con ustedes.
"El
día que mi María José nació, en verdad no sentí gran alegría porque la decepción
que sentía parecía ser más grande que el gran acontecimiento que representa
tener hijo. Yo quería un varón. A
los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucía pálida
y la otra radiante y dormilona. En pocos meses me dejé cautivar por la sonrisa de
María José y por el negro de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando
empecé a amarla con locura, su carita, su sonrisa y su mirada no se apartaban
ni un instante de mi pensamiento. Todo se lo quería comprar, la miraba en cada
niño o niña, hacía planes, todo sería para mi María José."
Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de María José. Yo
también sentía gran afecto por la niña que era la razón más grande para vivir de
Randolf, según decía él mismo. Una tarde estaba mi familia y la de Randolf
haciendo un picnic a la orilla de una laguna cerca de casa y la niña entabló
una conversación con su papá, un diálogo que todos escuchamos...
-Papi, cuando cumpla quince años... ¿Cuál será mi regalo?.
-Pero mi amor si apenas tienes diez añitos... ¿No te parece que falta mucho
para esa fecha?.
-Bueno papi, tú siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he
visto por aquí.
La conversación se extendía y todos participamos de
ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas.
Una mañana me encontré con Randolf enfrente del
colegio donde estudiaba su hija quien ya tenía catorce años.
El hombre se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con
gran orgullo me mostró el registro de calificaciones de María José, eran notas
impresionantes, ninguna bajaba de nueve puntos y los estímulos que les habían
escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicité al dichoso padre y
le invité a un café.
María José ocupaba todo el espacio en casa, en la
mente y en el corazón de su familia, especialmente en el corazón de su padre.
Todo ocurrió un domingo, muy temprano, cuando nos dirigíamos a misa... En ese
momento María José tropezó con algo, o eso creímos todos, y ella dio un
traspié. Sin embargo, en ese momento no cayó pues su padre la tomó de
inmediato, evitando que se lastimara. De cualquier forma, ya instalados en el
auto, vimos como María José se tumbó lentamente sobre el banco y casi perdió el
conocimiento. Inmediatamente, buscando un taxi, la llevamos al hospital.
Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando
le informaron que su hija padecía de una grave enfermedad que afectaba
seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, que debían practicársele
otras pruebas para llegar a un diagnóstico firme.
Los días iban transcurriendo, Randolf renunció a su
trabajo para dedicarse al cuidado de María José, su madre quería hacerlo pero decidieron
que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él. Una mañana
Randolf se encontraba al lado de su hija cuando ella le preguntó:
- ¿Voy a morir, no es cierto? Te lo dijeron los
médicos.
- No mi amor, no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda
lo que más he amado en el mundo- respondió el padre.
- ¿Van a algún lugar? ¿Pueden ver desde lo alto a
las personas queridas?. ¿Sabes si pueden volver?
- Bueno hija, respondió, en verdad nadie ha regresado
de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola.
Estando en el más allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última
instancia utilizaría el viento para venir a verte.
- ¿Al viento?- replicó María José. - ¿Y cómo lo harías?
- No tengo la menor idea hija, solo sé que si algún día muero, sentirás que
estoy contigo cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus
mejillas.
Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, el
asunto era grave, su hija estaba muriendo, necesitaban un corazón
pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más. ¡Un corazón!.
¿Dónde hallaría un corazón?. ¿Lo vendían en la farmacia acaso, en el
supermercado, o en una de esas grandes tiendas que propagan por radio y televisión?.
¡Un corazón!. ¿Dónde?.
Ese mismo mes, María José cumpliría sus quince
años. Fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, las cosas
iban a cambiar. El domingo por la tarde, ya María José estuvo operada y todo
salió como los médicos lo habían planeado. ¡Éxito total!.
Sin embargo, Randolf no había vuelto por el
hospital y María José lo comenzó a extrañar. Su mamá tuvo que explicarle que ya
que todo estaba bien, a partir de ese momento su papá era quien trabajaría para
sostener la familia. María José permaneció en el hospital por quince días más,
los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y
fuerte y así lo hicieron. Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá
y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entregó una carta de su padre.
María José, mi gran amor:
"Al momento de leer mi carta, debes tener quince años y un corazón fuerte
latiendo en tu pecho, esa fue la promesa de los médicos que te operaron. No puedes
imaginarte ni remotamente cuanto lamento no poder estar a tu lado en este
instante. Cuando supe que ibas a morir sentí que yo también moriría contigo, y
me preguntaba ¿qué podía hacer?... después de tanto pensar y sentir mil cosas dentro
de mi, decidí finalmente que la mejor manera de hacer algo por ti era darle
respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías diez años y a la cual no
respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás ha hecho. Te regalo
mi vida entera, sin condición alguna para que hagas con ella lo que creas que
es mejor, sintiendo muchas cosas bellas y sabiendo que en el mundo lo más
importante es que quieras vivir, ¡Vive hija!. Te amo!!!!...
También quiero que sepas que hoy, mañana y siempre
estaré a tu lado, siempre. Te Amo y siempre Te Amaré, porque eres lo más grande
y hermoso que Dios me ha dado... siempre estaré contigo, siempre TE
AMARÉ..."
María José lloró todo el día y toda la noche. Al
día siguiente, fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá, lloró
como nadie lo ha hecho y susurró:
-Papi ahora puedo comprender cuanto me amabas, yo
también te amo aunque nunca te lo dije. Por eso también comprendo la
importancia de decir "TE AMO". Y te pido perdón por haber guardado
silencio... en ese instante las copas de los árboles se movieron suavemente y
cayeron algunas flores.
Sintió María José que un suave viento rozó su cara
y una brisa fresca besó sus mejillas. Alzó la mirada al cielo sintiendo una paz
inmensa y dio gracias a Dios por eso. Se levantó y caminó a casa con la alegría
de saber que lleva en su corazón "el amor más grande del mundo"...
Agradecemos este aporte a
Guadian, Jose C
Tengo
la intención de vivir para siempre. Hasta ahora me ha ido bien.
(Steven Wright) disfrutemos al máximo cada día, aprendamos y
convivamos con los demás, ama a tu familia y amigos, cada instante como
si fuera el ultimo, diles cuanto los amas y no te canses de decirlo
repitelo y repitelo hasta que te enfades, por que cuando llegue a
faltarte un ser querido tendrás ganas de hacerlo y ya no podrás,
aprovecha ahora que estas a su lado. ama
http://wady.lacoctelera.net/post/2009/02/23/el-regalo-mas-grande-del-mundo
http://es.wikipedia.org/wiki/Muerte